sábado, 12 de junio de 2010

Mujeres ejemplares

Os dejo aquí unas pequeñas historias sobre dos mujeres firmes en el Islam!

Que Allah nos de conocimiento y nos permita llegar a ser tan fuertes en nuestro Din como lo fueron muchas de las mujeres en la época de nuestro amado Profeta (que la paz y bendiciones de Allah sean con él). Amin.

Entre la delegación de los Ansâr, se encontraban dos mujeres de posición y
virtud: Nasibah bint Ka'b al Maziniah, y Umm Mâni 'Asmâ bint 'Amr al
Sulamiyyah, la madre de Mu'âdh ibn Jabal ; la última estuvo presente
con el Profeta en Jaibar donde se desempeñó extremadamente bien.

Cuando el Profeta comenzó su misión, predicando el puro Tauhîd y el abandono de la adoración de los ídolos, los mushrikûn, estaban muy
enfadados con él y complotaron forzar su casa a la noche para matarlo.
Los conspiradores se mantuvieron en silencio y se comprometieron a
guardar en secreto su plan de matar al Profeta entre ellos mismos. Nadie
aún intuía que habría un complot, aparte de una musulmana, que
sobrepasaba los cien años. Su nombre era Ruqayqah bint Saiifî, y no
dejó que la debilidad de su avanzada edad la detuviera para darse prisa
en salvar la vida del Profeta. Ella se dirigió a la casa del Profeta y le
contó lo que la gente estaba planeando hacer. Así el Profeta, emprendió
directamente su hiyrah, dejando su más amada terruño sobre la
superficie de la tierra, y dejando a su primo 'Ali durmiendo en su
cama a fin de que los conspiradores que merodeaban su casa pensaran
que él estaba allí. Esto los mantendría ocupados por un momento de
perseguirlo y matarlo en el camino. [2]

¡Qué tremendo servicio hizo esta gran mujer por el Islâm y los
musulmanes! ¡Cuán grande era su yihâd para salvar la vida del Mensajero
de Allâh en el momento más peligroso que haya enfrentado!
Cuando el Profeta y su compañero abandonaron Makkah, y
quedaron fuera del alcance de sus enemigos, en la caverna del monte
Zawr, una jovencita les trajo comida, agua y noticias de la gente que
estaba esperando por ellos. Su nombre era 'Asmâ bint Abî Bakr al
Siddiq .
Esta valiente jovencita solía cubrir una gran distancia entre Makkah y
el monte Zawr durante la noche. La dificultad y el aislamiento de este viaje, además de la presencia de enemigos vigilando, no la desanimaron.
Sabía que al salvar la vida del Profeta y su compañero, y al ayudarlos a
alcanzar su objetivo de llegar a Madînah, ella estaría apoyando la religión
de Allâh y trabajaría para hacer Su palabra suprema sobre la tierra.
Por tal motivo, tomó a su cargo esta difícil misión diaria,
permaneciendo siempre alerta y esforzándose en ocultarse cuando
caminaba y escalaba la montaña, hasta haber llevado las provisiones y
noticias al Profeta y a su compañero. Luego regresaba hacia Makkah,
bajo el amparo de la oscuridad. [3]

Esta misión en la que aún el más fuerte de los hombres podía haber
fracasado no fue todo lo que 'Asmâ hizo para respaldar al Profeta y el
Islâm. También fue probada severamente, y resultó ser tan sólida como
una roca, el día que los mushrikûn la rodearon y le preguntaron acerca de
su padre. Ella negó saber nada, y entonces ejercieron una severa presión
sobre ella, tan dura fue, que Abu Yahl le asestó un golpe que uno de sus
pendientes saltó de su oreja. Pero eso no hizo menguar su resolución o
determinación para mantener su secreto escondido. Ella no cedió en su
misión de proporcionar víveres y noticias al Profeta y a su
compañero, hasta que llegó la hora de abandonar la caverna y dirigirse a
Madînah. En esa ocasión Asmâ, ya les había preparado las provisiones
suficientes para el viaje, pero cuando verificó el paño con el que estaban
envueltos, se dio cuenta de que no tenía nada con que atarlo, aparte de
su propio cinturón. Esto se lo comentó a su padre, quien le aconsejó
dividir el cinturón en dos partes y utilizar una pieza para amarrar los
odres de agua y la otra para amarrar el mantel que envolvía la comida.
De este modo, Asmâ llego a ser conocida como Dhat al Nitâqain (la de
los dos cinturones). [4]

Esta era la actitud de las primeras musulmanas, apoyando la religión
de Allâh y uniéndose a las fuerzas de la da' wah, pues sus corazones
estaban llenos de una Fe vigorosa y vibrante.

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