lunes, 14 de junio de 2010

EL PELIGRO DE LAS INNOVACIONES EN EL ISLAM (BID’A)




¡En el nombre de Alláh, el Clemente, el Misericordioso!

Dios ordenó a los musulmanes que no se dividiesen en sectas. Las innovaciones y las
divisiones en cuestiones de religión y adoración son un tipo de contaminación, error y
desviación en el Islam. Dios condenó desviaciones anteriores abominables, tales como la
adoración de la creación. No obstante, el Islam fomenta las innovaciones en los campos
científicos y tecnológicos para mejorar el nivel de vida de las personas. Dios, el Más
Misericordioso, nos comunicó a través de Su último profeta Mohammad (que la paz y las
bendiciones de Dios estén sobre él) poco antes de morir que Él había completado la
religión del Islam. Los musulmanes deben admitir que cualquier cambio en cuestiones de
adoración está estrictamente prohibido. Ningún cambio introducido por la humanidad,
que se halla bajo la influencia de Satanás, puede añadir algo positivo a una religión que
Dios ha establecido como perfecta y completa. Ese cambio sólo puede contribuir a su
degradación. Todas las innovaciones en el contexto religioso conducen a la desviación, y
toda desviación conduce al fuego del Infierno. Los musulmanes deben evitar cualquier
desviación (ya sea adición o sustracción) en el campo de la religión, por pequeña que
sea. Si se permitiesen los cambios, dichas desviaciones se considerarían, en generaciones
futuras, como parte de la religión y la corromperían; se convertiría en otra religión hecha
por el hombre, y ya no sería la religión que Dios, La Verdad, perfeccionó.
Cambiar la ley de Dios está completamente prohibido en el Islam. Dios condena a los
líderes religiosos que alteran los principios divinos. Aquel que desea introducir cambios,
se sitúa al mismo nivel de Dios y comete politeísmo. Un ejemplo de ello sería permitir el
asesinato de inocentes. Las leyes de Dios son perfectas y no necesitan que nadie las

“modernice”. Dios nos da libertad para obedecerle, podemos seguir Su fe o podemos
seguir nuestros propios deseos, pero no nos permite que alteremos los principios de Su
religión.
(Es interesante comentar que el símbolo de la luna creciente no es representativo del
Islam. El profeta Mohammad (que la paz y las bendiciones de Dios estén sobre él) nunca
lo usó ni lo mencionó. Se trataba de un símbolo pagano y una innovación adoptada por
generaciones posteriores como símbolo político. Desgraciadamente, suele considerarse
un símbolo islámico.

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