domingo, 20 de junio de 2010

EL CORAN




EL CORÁN: EL MILAGRO DEL ISLAM

Profetas y Milagros

Los Profetas divinos siempre han sido enviados con claros signos destinados a convencer a los hombres que provenían de Dios.

Así, aquellos cuyas almas son limpias como espejos pulidos y claras como el agua de un manantial, pueden reconocer los signos, sentirlos y tener fe: igual que los brujos de la época del Faraón que, cuando vieron los milagros de Moisés (P.) cuando su bastón se convirtió en serpiente, comprendieron que aquello estaba más allá del poder de un ser humano y creyeron en él, despreciando las amenazas del Faraón.

Los discípulos de Isa –Jesús- (P.), asimismo, presenciaron como éste, pasando su aliento sobre los cuerpos de los muertos, los hacia, levantar y volver a la vida.. Estaban atraídos por él y las almas y espíritus de los muertos lograban vida eterna mediante la fe en Isa (P.).

El Profeta del Islam, el último y más grande de ellos, que trajo una religión eterna, la más sublime de todas las religiones divinas que durará hasta el día de la resurrección, llegó en el momento de su misión con claros signos de Dios, de tal manera que no hubiera lugar a dudas sobre la legitimidad de Su verdadera y perfecta religión.

El Corán, el Milagro Eterno.

El Corán, documento eterno del Islam, apareció en el horizonte del pensamiento humano. El Corán es la luz que brilla para los seguidores de Muhammad (B.P.D.), el brillante signo divino cuya luz es tan esencial como los rayos del sol para la continuación de la vida y la salvaguardia de la felicidad de toda la humanidad, sin distinción de razas o clases. Dentro de este marco y sobre esta base, todo lo necesario para guiar al hombre ha sido establecido.

El Corán aclara los fundamentos de la creencia y la relación entre el hombre y Dios, reforzando dicha relación con palabras limpias como las aguas de un arroyo y firmes como una montaña, atractivas, elocuentes y poderosas. El Corán sienta las responsabilidades sociales del hombre y enseña los modos y reglas de conducta social, poniendo fin a diferencias de clase y a divisiones injustas. Además, exalta lo mejor de los hombres en su hermandad y en su espíritu elevado.

ELOCUENCIA INCOMPARABLE

Estar versado en vocabulario y saber manejar las palabras con facilidad no supone un problema, pero saber combinarlas y armonizarlas de manera que obtengan fluidez y elocuencia así como la construcción de frases de variada expresión conservando la espontaneidad, es un difícil arte que no puede ser dominado sin grandes conocimientos literarios.

Se dice que para que un discurso o escrito sean elocuentes, se deben observar tres principios:

1- Destreza en el uso de los vocablos y sus significados.

2- Uso intencionado de vocablos poderosos y sutilidad en su uso.

3- Fuerza de expresión o pericia con la pluma.

Aún así, no debemos olvidar que por mucho que alguien observe las reglas de la elocuencia, nunca podrá afirmar que su discurso es insuperable. En cambio Alá, el Todopoderoso, cuyo conocimiento carece de limites, ha otorgado a sus palabras en el Corán una armonía tal que ni aún el hombre más elocuente de la tierra puede producir algo similar. Y este es el secreto de la Perpetuidad del Corán, el documento Profético de Hazrat Muhammad (B.P.D.).

El Corán, según testimonio histórico, surgió en una época en que la literatura árabe estaba en el ápice de su actividad. Los famosos poetas y grandes oradores, Imre’ul Qais, Labid, etc. todavía hoy considerados como genios literarios, escribieron poemas formidables que fueron bordados en cortinas y grabados en placas de oro en las paredes de la Ka‘aba. Pero al surgir el glorioso Corán, todos ellos perdieron su brillo y fueron eclipsados como las estrellas. Los literatos árabes estaban asombrados por la elocuencia del Corán. Ésta era tal que los acérrimos enemigos de Muhammad (s.a.) que ardían de odio hacia el Islam y que incluso le combatieron con sus espadas, fueron incapaces, a pesar de todos sus esfuerzos, de encontrar un solo error en el lenguaje o la expresión del Corán.


LA CRITICA DE LOS ENEMIGOS

En la época del Hayy, la gente llegaba a La Meca desde muchos lugares y los Quraish temían que la Profecía de Muhammad hiciera efecto sobre los recién llegados. De esta forma un grupo de los Quraish, mandado por Walid, se reunió para decidir que podrían acusar injustamente al Profeta para desacreditarle ante los peregrinos. Al empezar la reunión, uno de ellos dijo: “Digamos que es un simple adivino.”

“No nos creerán”, dijo Walid, “pues él no habla como los adivinos”.

“Digamos pues que está chiflado”, dijo otro.

“Nadie aceptará eso, -contestó Walid-, ya que sus palabras y su conducta no son las de un loco”.-”Digamos pues que es un poeta” dijo alguien. “Eso tampoco sirve, pues todos los árabes conocen poesías y sus palabras no tienen nada que ver con los poemas comunes”.

“Entonces hagamos correr la voz de que es un brujo”.

Y Walid respondió: “Juro por Dios que las palabras de ese hombre tienen una dulzura y atracción especiales. Su palabra es como un árbol, con fuertes raíces y tronco, y exuberantes ramas cargadas de frutas. Por eso le podemos decir a la gente que sus palabras están embrujadas, pues provocan la separación entre padres e hijos, marido y mujer, hermano y hermana. (Estas palabras de Walid reflejan el hecho que todo Musulmán, al aceptar el Islam, emprende una nueva dirección en su vida, lo cual a veces suponía el abandono de su familia por la oposición de credos). Para intuir la elocuencia del Corán y su calidad, los que no hablan árabe pueden referirse a los comentarios de aquellos árabes que comentaron el Corán en su época y también a los autores actuales de estudios sobre el lenguaje árabe.

Evidentemente, desde los días del Profeta, hasta hoy, todos los especialistas familiarizados con el arte de la elocuencia en el lenguaje árabe dan fe de la incomparable elocuencia del Corán, hecho que les deja sorprendidos. El escritor árabe contemporáneo Abdulfatah Tabarí escribe: “La historia árabe nos habla de muchos hombres famosos, hábiles con la poesía y la prosa, como Ibn Muqaffa, Jahiz ibn Amid, Farazdaq, Bashshar, Abú Nuwás, Abu Tamman, etc., pero todos ellos han hecho gala de humildad ante el Corán, confesando que el gran Corán no son las palabras del hombre sino la Revelación de Dios.”

El Dr. Taha Hussayn, el convincente escritor egipcio contemporáneo dijo: “El Corán trasciende los límites de la prosa y la poesía, poseyendo cualidades especiales que no pueden ser encontradas en ningún poema ni prosa. Así pues, el Corán no puede ser llamado poesía ni prosa, sino que debería decirse: “Es el Corán, eso es todo.”

ARMONIZACIÓN DE SUS TEMAS

Las palabras o la escritura de una persona, no importa cuan elocuente o hábil sea, nunca serán uniformes en toda condición y circunstancia. Particularmente, sus primeras obras serán muy diferentes de los escritos realizados después de años de práctica y experiencia, estos últimos suelen ser casi siempre mejores.

Pero el Corán, durante los 23 anos que fue revelado, a través de las distintas circunstancias como un largo río, fue fluyendo por lugares pedregosos, cascadas, desfiladeros, valles y llanuras, conservándose siempre claro y fresco como una fuente. La unidad y armonía de sus temas y el estilo de su expresión son un portento. Si observamos la diversidad de temas que contiene el Corán nos maravillaremos de constatar que su estilo y expresión permanecen constantes.

En el caso de que alguien haya alcanzado un alto grado de maestría en cualquier asunto, podrá hacer prodigios en su rama. Sin embargo, fallará al intentar hacer algo en otra rama que no controle. En cambio el Corán es un prodigio en cada rama.

MARAVILLAS CIENTÍFICAS EN EL CORÁN

Aunque la principal meta del Corán, tal como en él mismo se expone, consiste en Guiar al hombre al camino de la felicidad y el progreso en este mundo, en él están contenidas muchas verdades científicas sobre ciencias naturales, fisiología y astronomía. Y éste es otro de los grandes prodigios del Corán, ya que el Profeta, según confirma la historia, nunca había estudiado, pues vivió en un ambiente sencillo alejado de los ciruelos científicos e intelectuales de esa época, que se encontraban en Grecia, Roma e Irán.

Vamos a comentar ahora algunos de los testimonios de este portento.

1- La meteorología es una ciencia moderna. El conocimiento de los pueblos de la antigüedad sobre los fenómenos de las nubes, el viento y la lluvia no pasaba de la conjetura y la observación, careciendo por completo de base científica.

Capitanes y granjeros tenían sus propios métodos para predecir vientos y lluvias, pero en realidad no comprendían estos fenómenos.

Las cosas siguieron así durante siglos hasta que en el siglo XVII fue inventado el termómetro, en el XIX el telégrafo y gradualmente otros instrumentos necesarios para la meteorología fueron siendo inventados. Al fin, a principios de este siglo el científico noruego Byerkness descubrió y enunció las leyes generales de la formación y el movimiento de las nubes y del origen de lluvias y tempestades.

Después de él, los descubrimientos en esta ciencia, al igual que en las otras, se ampliaron: La propiedad de descargar lluvia de las nubes, cómo la lluvia se forma en ellas, el fenómeno del granizo, los rayos, truenos y los ciclones tropicales, las capas de aire que cubren la tierra y otras cosas, hasta la extensión actual de los limites del conocimiento en esta materia.

En cambio quince siglos antes, cuando el Corán habló sobre la lluvia y otros fenómenos, era como si hablara de los últimos conocimientos meteorológicos de la época. Por ejemplo, hoy sabemos que una nube puede alcanzar el punto de saturación sin descargar lluvia, ya que está formada por partículas microscópicas de agua suficientemente pequeñas como para no ser afectadas por la gravedad, sin embargo, partículas invisibles de sal levantadas por los vientos marinos, provocan la lluvia.

Y otro importante fenómeno: la humedad del aire se agrupa alrededor de los minúsculos cristales de hielo que flotan a mucha altura. Eventualmente, éstos, dispersados por el viento formarán pequeñas gotas que por colisión con otras gotitas aumentarán de tamaño hasta caer por su propio peso desde las nubes.

Esto es lo que el Corán aclaró hace 15 siglos:

“Y hemos enviado vientos para la fructificación, y además enviamos agua desde el cielo, así te damos a ti de beber de ella”. (XV:22)

2- No fue hasta que, después de inventado el avión, al realizar vuelos a gran altura el hombre descubrió que en esa zona existían masas formadas por finas agujas de hielo. Hasta entonces nadie podía sospechar que las nubes llamadas cirros son en realidad enormes masas de agujas de hielo flotando a una enorme distancia del suelo. Y el Corán es explicito cuando dice:

“El envía desde el cielo, desde montañas en él, granizo.” (XXI V:43)


EL MILAGRO NUMÉRICO DEL CORÁN
El milagro eterno del Profeta del Islam lo constituye el Corán, el cual contiene dentro de sí milagros desde varios aspectos. Desde el pun to de vista de la retórica y la elocuencia, de las predicciones que anuncia y desde el punto de vista expresivo, que son esos mismos aspectos artísticos, en cuanto a belleza de palabras y frases se refiere. En relación a este último tópico se puede señalar el milagro numérico del Corán.

‘Abdul Razzaq Nawfil, investigador contemporáneo egipcio, en el libro «El Milagro numérico del Corán», se ocupó en investigar las maravillas del Corán en lo relacionado al orden numérico. El Profesor Abdul Razzaq escribe respecto a su propio libro: «De entre los favores de Dios Altísimo hacia mí está que mientras escribía el libro «El Islam, religión y vida mundana», me guió para que me diera cuenta que el término Dunia -vida mundana- ha sido repetido en el Corán igual cantidad de veces que fue repetido el término Ajirah -el más allá-. Además cuando preparaba el libro «El mundo de los genios y los ángeles» me indicó que la expresión Malá’ík -ángeles- se repitió igual número de veces en el Corán que Shaiatin -demonios- y yo mencioné estas conclu siones en los dos libros anteriores. En esos momentos yo no sabía que esta armonía abarcaba a todo lo que el Corán mencionaba. Desde entonces, cualquier investigación que hacía en el Corán, llegaba a una conclu sión maravillosa, ya sea que los temas de investigación fuesen semejantes o contrapuestos, ¡y eso es un milagro! Es una imagen de las diferentes imágenes de los milagros. Es algo superior a la fuerza humana y más elevado que los límites del intelecto del hombre y me pareció que aquello a lo que Dios me orientó debería ser propagado y divulgado para hacer conocer a la gente este nuevo aspecto del milagro coránico».

Este libro consta de tres capítulos. En la primera parte del libro trata sobre los términos que son opuestos y contradictorios, como el Dunia y el jiirah cada uno de los cuales fue repetido 115 veces en el Corán. Los términos Shaiátin y Malá‘ik se encuentran 68 veces cada uno. Todas las derivaciones del vocablo Naf’ -beneficio- es igual a to das las derivaciones del vocablo Fasád -corrupción-, repetidas 50 veces-. Cada uno de los términos Saíi’at -maldades- y Salihat -bondades- fueron repetidos 167 veces en el Corán. Asimismo en este capítulo se señala la cantidad de veces que se repiten los términos que tienen cierta relación entre si. Por ejemplo el término Imán -fe- se utilizó 811 veces, en tanto que los dos vocablos Ilm -conocimiento- y Ma’rifah -saber-juntos fueron repetidos 811 veces. Otros términos también han sido investigados, que si bien no tienen números idénticos de repetición. unos son múltiplos de otros que presentan un sentido en especial. Por ejemplo Ar-Rahman —el Misericordioso- fue repetido 57 veces -probablemente sin contar el epíteto Bismil lahi Ar-Rahmáni Ar-Rahim- mientras que el vocablo Rahim —el Misericordiosísimo- fue mencionado 114 veces, que equivale al número de suras córanicas.

En el segun do capitulo del libro también se observan puntos sorprenden tes en lo relacionado a los milagros del Corán. Por ejemplo los dos términos jabz y Jiánah -maldad y traición se repitieron cada uno 16 veces en el Corán.

La cantidad de casos que se refieren a los musulmanes en el Corán iguala al número de casos que hablan del Yihad -lucha sagrada-, y su número es 41 veces.

El término Zaqat -purificación- fue mencionado 32 veces y el término Barakah -bendición- también, naturalmente con los derivados de la palabra.

El vocablo Nur -luz- y sus derivados han sido repetidos 49 veces y la palabra ‘Aql -intelecto- y sus derivados también 49 veces. Lo sorprendente es que la palabra Qalú -dijeron- y la palabra Qul -di- cada una fue repetida 332 veces.

En la tercera parte del libro se investigaron otros aspectos de los milagros del Corán, a modo de ejemplos los términos Ruku’ -inclinación ritual- y Qunut -devoción- cada uno se mencionaron 13 veces -junto a sus derivados-. Las palabras Yahr -manifiesto- y A‘laniiah -notorio- cada una fueron repetidas 16 veces. Los vocablos Shayar y Nabát -árbol y plantas- y sus derivados, cada uno 26 veces.

La cantidad de veces que se repiten los voca blos Shiddah -dureza- y Sabr -paciencia- es la misma, puesto que cada uno ha sido citado en el Corán 102 veces, junto a sus derivados.

El conjunto de los términos Nás, Malá’ik y Álamin -gente, ángeles y universo- ha sido utiliza do 382 veces y exactamente el mismo número de veces ha sido repetido el vocablo Aiát -signos (divinos)-. Lo interesante es que los vocablos Nadhír Bashír Nabif y Rusul—amonestador, albriciador, profeta y mensajeros-, todos juntos han sido repetidos 518 veces mientras que los nombres de los profetas y enviados, que son los amonestadores y albriciadores, han sido repetidos igual cantidad de veces.

Asimismo la cantidad de casos que se refieren al Corán iguala al conjunto de casos que han sido mencionados los términos Nur. Hikmah y Tanzíl —luz, sabiduría y revelación-cuyo número es 68.

El término Iaum -día- se repitió 365 veces (igual a la canti dad de días del año) y su plural Aiiám y sus duales Iaumain y Iaumán 30 veces (correspondiendo al número de los días del mes), en tanto que el término Shahr -mes- fue mencionado 12 veces, correspondiendo a la cantidad de meses del ano.

Teniendo en cuenta que el Corán fue revelado a un Profeta iletrado, a lo largo de 23 años, y en ocasión a los diferentes motivos que producían la revela ción de cada aleya, podemos valorar aun más todas estas coincidencias.

VIDA EN OTROS PLANETAS

El hombre, gracias al avance científico, puso pie en la luna. Pero la cuestión de sí existe vida en otros mundos aún no pasa de la teoría. Lo único que podemos decir es que es probable que existan seres vivos en otros sistemas planetarios. El Corán inequívocamente declara:

“Y de Sus signos es la creación de los cielos y la tierra y de lo que ha repartido en ambos de seres animados y para su encuentro cuando Él desee; Él es Todopoderoso”. (XLIJ:29)

4- En la Sura 36 (Ya-Sin), verso 36, se nos dice:

“Gloria a El que creó todos los pares de lo que la tierra produce y de ellos mismos y de lo que no saben.”

Y en la Sura 20 (Ta-Ha), verso 53, leemos:

“Y envió el agua del cielo y con ella hemos multiplicado variados pares de plantas

En la época en la que los conocimientos humanos desconocían la genética, los que interpretaban el Corán daban a dichos versos un sentido filosófico con términos que no existen en el Corán. En cambio hoy, gracias a la investigación, todo el mundo sabe que las plantas también se reproducen por función sexual, dándose en el mundo vegetal también el concepto de dos sexos distintos.

EL RETO DEL CORÁN

No sólo desde el punto de vista de la elocuencia, sino como ya hemos visto, también desde la perspectiva de la ciencia y la sociedad a todos los niveles, el Corán es un milagro. Por esta razón el Corán se dirige a la humanidad diciendo:

“Si tú dices que este libro es la palabra del hombre, produce algo semejante a él.”

Di: Si los hombres y espíritus se unieran para producir el igual de este Corán, nunca podrían producir su igual, aunque apoyen uno.

“O acaso dicen: ‘Él lo ha tramado?’ Dí: Producid pues diez Suras semejantes, tramadas; e invocad a quien seáis capaces, aparte de Alá, si habláis la verdad. Si entonces no os contestan, sabed que ha sido enviado por la Sabiduría de Alá, y que no hay dios aparte de Él”. (XI:13-14).

“Y si tenéis dudas sobre lo que hemos enviado sobre Nuestro siervo, entonces traed una Sura así”. (11:23)

Pero hemos visto a través del testimonio de la historia que hasta ahora nadie ha tenido el coraje de hacer esto y fabricar algo igual. Naturalmente, durante la vida de Muhammad (B.P.D.) y después de su muerte, algunos árabes como Musailemah, Sajah e Ibn Abil-Awja, planearon retarle, pero no fueron capaces y, eventualmente, confesaron su fracaso.

En los tiempos del Profeta (B.P.D.), los enemigos del Islam, que usaron los más crueles medios en sus conspiraciones, torturando a los musulmanes, boicoteándoles económicamente, intentando asesinar a Muhammad (B.P.D.), etc. no encontraron forma de hacer el simple trabajo de ‘fabricar una Sura como las del Corán’.

En el día de hoy también, los intelectuales que invierten millones de dólares tratando de destruir el Islam, ciertamente llevarían a cabo el ataque de la barata y fácil manera de fabricar una Sura (capítulo) como las del Corán, si pudieran. En el caso de que hubieran podido hacerlo hasta ahora, habría sido una victoria para ellos y el ocaso del Islam, y la noticia se habría propagado a través de todo el mundo con los costosos sistemas de información de que dispone.

Por fin, es necesario que recordemos que si nos esmeramos en conocer el Corán o, en todo caso, conocerlo mejor y en poner su magnífico y armónico proyecto en acción, la grandeza nos acompañará y aun más.

El gran edificio de la grandeza musulmana se vino abajo cuando dejamos de poner en práctica las enseñanzas de este Libro Celestial. Así hemos caído y nos hemos satisfecho solo con la etiqueta de ‘Islam’.

Nuestro esplendor abandonado volverá cuando abandonemos este torcido camino y volvamos a empezar, volviéndonos nuevos Musulmanes y poniendo el Corán a la vista de nuestros corazones y nuestro conocimiento, como ejemplo para toda la vida; tal como el Profeta dijo: “Cuando las calamidades os rodeen como la oscuridad de la noche, alcanzad el Corán”.

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