viernes, 25 de junio de 2010

La Resurrección y el Más Allá



Doce imágenes
escrito por Bediüzzaman Said Nursi
24.04.2007
PRIMERA IMAGEN: ¿Cómo podría un reino tan magnífico no tener un sistema de recompensas para aquellos quienes obedecen, al mismo tiempo que uno de castigos para los que se rebelan? Ya que la recompensa y el castigo son relativamente inexistentes aquí, debe haber un Tribunal Supremo en algún otro lugar.

SEGUNDA IMAGEN: Observa esta organización y administración. Cada uno, incluyendo los más pobres y débiles, recibe el sustento más perfecto y apropiado. Los solitarios y los enfermos reciben el mejor de los cuidados. Fíjate en los reales platos y comidas deliciosos, en las decoraciones engalanadas con piedras preciosas, en las ropas bordadas, en los magníficos banquetes. Cada uno se toma en serio sus obligaciones, excepto los rebeldes como tú, y no traspasa sus límites. Las personas de una categoría sin igual están dedicadas en cuerpo y alma al servicio obediente y modesto, y trabajan con una actitud de miedo y temor reverenciales.

De acuerdo con todo esto, el soberano de este rei-no debe estar dotado de una gran generosidad y una compasión que todo lo abarca, una gran dignidad, así como el honor más ensalzado y el más elevado ran-go. La generosidad exige munificencia, la compasión no puede ser repartida sin beneficencia, y el honor y el elevado rango exigen que la descortesía sea castigada. Pero ni siquiera un minuto de lo que la compasión y el alto rango exigen es visible aquí. El opresor permanece poderoso y el oprimido humillado. Como ambos parten y emigran de este reino, sus asuntos deben consignarse a un Tribunal Supremo.

TERCERA IMAGEN: Todos los asuntos son administrados con elevada sabiduría y orden; y todas las transacciones son efectuadas con verdadera justicia y ponderación. Una política sabia exige que aquellos que buscan amparo bajo el ala protectora del estado reciban dicho favor. La justicia reclama que los derechos de los súbditos de una nación sean salvaguardados para que la dignidad del gobierno así como la autoridad y el esplendor del estado sean a su vez preservados. Pero tan sólo un minuto de tal aspecto se lleva a cabo aquí. La gente desobediente como tú frecuentemente se va de este reino sin ser castigada. Sus asuntos se deben consignar a un Tribunal Supremo.

CUARTA IMAGEN: Mira las incomparables e innumerables joyas expuestas como maravillosos platos en un banquete. El administrador debe tener un tesoro inagotable y una infinita generosidad, los cuales exigen y merecen una manifestación generosa y eterna de todos los objetos de deseo así como la naturaleza eterna de aquellos quienes disfrutan del banquete, para que no sufran dolor alguno debido a la muerte o a la separación de aquí a la eternidad. Del mismo modo que el fin del dolor conlleva agrado, el fin del agrado conlleva dolor.

Observa estas manifestaciones y escucha las proclamas. Los heraldos declaran la obra del taumaturgo, sus milagros reflejados en las obras rebosantes de delicadas bellas artes de este monarca. Ellos muestran sus perfecciones, declaran su inigualdad y su invisible belleza, y hablan de las sutiles manifestaciones de su belleza oculta. Por lo tanto, debe tener una belleza y perfección asombrosas que no son apreciadas aquí. Esta perfección celada requiere de alguien que la aprecie y la admire, que la contemple y exclame: «¡Qué maravillas ha deseado Dios!» de modo que la ponga de manifiesto y la haga conocer.

La belleza subrepticia y sin igual desea ver y ser vista, contemplarse a sí misma en diversos espejos así como a través de los recogimientos de los extasiados espectadores y de los asombrados admiradores. Desea ver y ser vista, observarse a sí misma eternamente, y ser contemplada sin cesar. Anhela la existencia permanente para aquellos quienes la miran con temor reve rencial y alegría, porque la belleza eterna no puede ser contenida en admiradores efímeros.

Es más, los admiradores destinados a perecer sin esperanza de regresar hallarán su amor tornado en enemistad en todo momento que imaginen su muerte. Tal respeto y admiración estribaría en el desprecio, porque somos enemigos de lo que no conocemos y no podemos alcanzar. Sin embargo, dejamos esta casa de huéspedes muy rápido y desaparecemos, después de haber visto durante un breve momento una tenue luz o sombra de esa perfección y belleza. Debido a que este atisbo no nos satisface, sabemos que iremos al reino de la Perfección y la Belleza Divinas.

QUINTA IMAGEN: Habiendo abordado lo anterior, ese ser incomparable también posee infinita misericordia. Él envía rápidamente ayuda a todo aquel que se halle afligido o desafortunado. Proporciona una respuesta a cada solicitud y petición, incluso a la más humilde de las necesidades de la persona más humilde. Si, por ejemplo, la oveja de un pastor se lastima la pata, él le dará una medicina o hará traer a un veterinario.

Venga, marchemos a una maravillosa reunión que está teniendo lugar en esa nación. Todos los nobles de dicho reino se han reunido allí. El paladín más distinguido entre ellos, el comandante que porta una distinguida condecoración, está elevan do una petición al compasivo rey por algunas cosas. Todos están diciendo después de él: «Sí, sí, solicitamos su intervención en relación al mismo asunto». Ellos están de acuerdo con él y afirman sus palabras. Ahora, escucha lo que el noble comandante, predilecto del rey, está diciendo:

Señor Nuestro que nos alimentas con tu generosidad, muéstranos el origen y la forma verdadera de estos ejemplos y sombras que nos has mostrado. Acércanos a tu trono de gobierno. No nos dejes perecer en estos desiertos, todo lo contrario, admítenos en tu presencia. Ten misericordia de nosotros. Aliméntanos allí con la forma verdadera de la exquisita generosidad que nos has hecho degustar aquí. No nos aflijas con la desesperación o el destierro, ni dejes a tus agradecidos, obedientes y vehementes súbditos a la deriva, con sus propios medios. No permitas nuestra aniquilación.

Habiendo escuchado lo que dice, ¿podría tan poderoso y misericordioso rey rechazar la solicitud de la más elevada y exquisita dirigencia de su predilecto y querido comandante? Recuerda que él satis-face hasta la más humilde necesidad del soldado más humilde. El comandante y la humanidad tienen el mismo propósito. Además, su cumplimiento es exigido por el placer, la justicia y la compasión del rey.

Tales cuestiones son tan fáciles para él como el acto de crear esos lugares transitorios de gozo. Al haber empleado tanto esfuerzo en este lugar efímero, que le llevó tan sólo 5 ó 6 días, para mostrar ejemplos de su poder y benevolencia, él exhibirá en su trono de regencia verdaderos tesoros, perfecciones y habilidades de una manera tal que exhibirá ante nosotros tales espectáculos, y nuestro intelecto los contemplará atónito. Aquellos enviados a este campo de prueba no serán abandonados con sus propios instrumentos sino que más bien los palacios de júbilo o las mazmorras de castigo los esperan.

SEXTA IMAGEN: ¡Ven ahora y vislumbra! Todos estos imponentes trenes, aviones, máquinas, bodegas y exposiciones manifiestan que un majestuoso rey existe y gobierna tras un velo.[1] Tal soberano exige súbditos merecedores de él mismo. Pero sus súbditos se hallan reunidos en una casa de huéspedes que se llena y vacía diariamente. Además, sus individuos están reunidos ahora en un campo de prueba para realizar maniobras, un terreno que varía cada hora. Por otra parte, sus súbditos permanecen en una estancia de exposición durante unos cuantos minutos para contemplar los ejemplos de su beneficencia, los productos inestimables de su milagroso arte. Pero la exhibición altera cada momento. Todo lo que se marcha no regresa, y todo lo que llega está destinado a irse. Todo esto prueba que existen palacios permanentes y moradas perdurables, así como jardines y tesoros llenos de los originales, enaltecidos y puros de los ejemplos, más allá de lo que se ve aquí. Esta es la razón por la cual nos esforzamos aquí. Trabajamos aquí, y él nos recompensa allí con una forma y un grado de felicidad adecuados a nuestra capacidad.

SÉPTIMA IMAGEN: Dispongámonos a caminar y contemplar qué está acaeciendo. En todos los lugares puedes ver fotógrafos realizando fotografías y escribanos registrando todo por escrito, no importando cuán insignificante o simple sea. El fotógrafo supremo del rey, quien se halla consagrado a su servicio y que todo lo fotografía, se halla emplazado en una montaña elevada.[2] El rey ha ordenado que todas las acciones y transacciones realizadas en su reino sean registradas. Un día, él utilizará estos registros para convocar a sus súbditos a dar cuentas de sus actos.

¿Podría no grabar tan Omnisapiente y Sumo Preservador Ser las acciones más significativas de Sus más grandiosos súbditos —de la humanidad—? ¿No podría llamar a cada uno para que justifiquen sus actos con el fin de recompensarlo o castigarlo? Después de todo, la gente que hace cosas que ofenden Su gloria permanece en contra de Su orgullo, y es inaceptable que sean dignos de Su compasión. Permanecen sin castigo en este mundo, por lo que deben ser llamados ante un Tribunal Supremo (en algún otro lugar).

OCTAVA IMAGEN: Permíteme leerte el decreto del rey. Él expresa las siguientes promesas y amenazas en numerosas ocasiones: «Te reunirás conmigo en tu actual morada y te traeré al reino de mi gobierno absoluto para conferir felicidad sobre el obediente y encarcelar al desobediente. Destruiré esa residencia temporal y estableceré un reino diferente que contenga palacios y calabozos eternos». Él cumple lo que promete con gran facilidad, y estas promesas son muy importantes para sus súbditos. Su poder y dignidad no le permiten quebrantar su promesa.

De este modo reflexiona, ¡oh confundido! no escuches a tu falsa imaginación, a tu intelecto angustiado, y a tu alma engañada, los cuales niegan las palabras de uno que no puede quebrantar su promesa, cuyo elevado rango no le permite decepcionar, y de cuya veracidad todos los actos visibles atestiguan. Tú mereces ser castigado, ya que eres como un viajero que cierra sus ojos a la luz del sol para seguir la luz provista por su imaginación. Quieres iluminar este camino abrumadoramente oscuro con la luz de tu cerebro, aunque no es más que una luciérnaga. El rey cumple todas sus promesas, un acto que es tan fácil para él y necesario para la creación como lo es para sí mismo y su reino. De este modo, existe un Tribunal Supremo y una elevada felicidad.

NOVENA IMAGEN: Mira a estos directores de oficinas y líderes de grupo.[3] Cada uno tiene un teléfono privado para hablar personalmente con el rey.

Algunas veces se dirigen directamente hacia su presencia. Todos señalan que el rey ha preparado un formidable y abrumador lugar para la recompensa y el castigo. Sus promesas son categóricas, y sus amenazas severas. Su orgullo y dignidad no le permiten sufrir la humillación inherente a incumplir una promesa.

Los portadores de esta información, que su amplio número los hace ser universalmente aceptados, informan unánimemente que el baluarte y la sede del noble reino, algunos de cuyos signos son visibles en este lugar, se encuentran ubicados en otro reino lejos de este lugar. Los edificios aquí son temporales y pronto serán intercambiados por palacios eternos. Este mundo se tornará en ese magnífico rei-no que no se desvanece y cuyo esplendor es preclaro por sus obras, no puede ser encontrado o estar basado en algo transitorio, no es permanente, inestable, insignificante, cambiante, defectuoso o imperfecto. Sólo puede estar cimentado en materiales merecedores de él, los cuales son eternos, estables, permanentes y gloriosos. De tal modo que existe otro reino hacia el cual nos dirigimos.

DÉCIMA IMAGEN: Hoy acontece el equinoccio de primavera.[4] Ciertos cambios tendrán lugar, y aconte cerán cosas maravillosas. En este bello día de primavera caminaremos por la verde llanura acicalada con hermosas flores. Otras personas también se dirigen hacia él. Algún tipo de sortilegio debe estar operando, porque de pronto, las ruinas se han convertido de nuevo en edificios, y esta llanura antes vacía se asemeja ahora a una poblada ciudad, que exhibe una escena diferente cada hora, tal como en una pantalla de cine, y asume una forma diferente. Presta atención al perfecto orden en ese complejo y cambiante lugar, que da pie a numerosas escenas, y que cada objeto, cada cosa es ubicado en su sitio. Las escenas imaginarias no pueden estar tan bien ordenadas como estas, y millones de magos adecuadamente capacitados no podrían poseer tanta destreza. Teniendo en cuenta esto el rey invisible debe haber realizado milagros aún mayores.

¡Oh obstinado! Preguntas cómo este vasto rei-no puede ser destruido y restablecido en algún otro lugar. ¿Acaso no haces alarde de síntomas de ceguera ante los numerosos cambios y revoluciones que acaecen cada hora, tales como el traslado de un reino a otro, que tú niegas? Esta recopilación y dispersión sucesivas indican que un cierto propósito está encubierto dentro de estas reuniones y separaciones rápidas y visibles, en estas composiciones y disoluciones. Es como si diez años de esfuerzo dedicados al acto de reunir estén destinados a durar menos de una hora. ¿Cómo pueden tales circunstancias ser fines en sí mismas? Estas no son más que alegorías que indican o imitan a algo más allá de sí mismas.

El ser enaltecido ocasiona dichas circunstancias de una manera milagrosa, y entonces son copiadas, preservadas, y registradas, tal y como sucede cuando un campo de batalla es inspeccionado. Esto implica que un lugar de reunión infinitamente vasto será construido, y que lo que acontezca en éste estará basado en lo que ocurra aquí. Es más, los resultados de lo que suceda aquí serán mostrados permanentemente en alguna exposición suprema. Todo el fenómeno fluctuante y transitorio contemplado aquí producirá el fruto de la forma inmutable y eterna. De tal modo que, todas las variaciones observadas en este mundo son debidas a la felicidad suprema, a un tribunal ensalzado, y a propósitos enaltecidos que aún nos son desconocidos.

UNDÉCIMA IMAGEN: Por lo tanto, mi tozudo amigo, vamos a viajar a través del tiempo y contemplar qué obras milagrosas ha realizado este rey en otros lugares. Podemos ver maravillas similares don-de quiera que vayamos, aunque difieran con respecto al arte y a la forma. Pero la armonía y el orden augurados que manifiestan sabiduría, los indicios de una preferencia evidente, los signos de una engrandecida justicia, y los frutos de una completa misericordia aún pueden ser vistos en dichas estaciones transitorias, en tales esferas mutables y en las escenas pasajeras.

Incluso aquellos con una sagacidad y perspicacia limitadas comprenden que nadie puede igualar o sobrepasar la perfecta sabiduría de este rey, su hermosa providencia, comprensiva compasión, y gloriosa justicia. Si rechazas las moradas permanentes, los elevados lugares, las estancias afianzadas, y las poblaciones permanentemente residentes de satisfechos habitantes que existen en su reino —si rechazas la completa manifestación de las verdades de su sabiduría, preferencia, misericordia, y justicia en su reino— tendríamos que negar todo lo que vemos en este mundo.

¿Podríamos negar el Sol, cuya luz es claramente visible? ¿Podríamos considerar la fuente de estos sabios indicadores, generosos actos, y misericordiosos regalos —los cuales son sin distinción palmariamente visibles— como una estafa o un tirano? Transformamos la verdad en su opuesto en caso de contestar «sí», aunque todos los seres racionales dicen que esto es imposible. La única excepción a esta regla son los sofistas, porque lo niegan todo. Por lo tanto, existe otro reino que contiene un tribunal supremo, un lugar de noble justicia, y un sitio enaltecido de recompensa. Allí, toda esta predilección, sabiduría, misericordia, y justicia serán manifestadas por completo.

DUODÉCIMA IMAGEN: Visitemos a los directores y funcionarios de esos grupos, comprobemos su equipamiento y preguntémosles si éste les fue concedido para que pudieran sobrevivir durante un tiempo aquí o para usarlo como un medio para obtener una vida de arrobamiento en otro reino. Como no podemos hacer esto con todos, veamos la identificación y el registro de este funcionario.

Vemos que su rango, salario, obligaciones, suministros, e instrucciones están registrados. Su rango no es efectivo tan sólo durante unos cuantos días. De hecho, le fue otorgado por un periodo prolongado de tiempo. En su identificación dice: «Recibirás tanto salario en tal y cual día proveniente del tesoro». Pero la fecha en cuestión se halla situada en un futuro lejano, después de que este reino haya sido desalojado.

De igual manera, el deber mencionado en su ficha de identificación no es aplicable solamente a este rei-no temporal, sino que, expresado de una manera mejor, también pueden referirse a la obtención de la felicidad permanente a través de cierto grado de cercanía con el rey. Sus provisiones no hacen referencia solamente a asegurar su supervivencia aquí durante unos cuantos días; sólo pueden ser para una vida larga y feliz. Las instrucciones explican que él está destinado a un lugar diferente y que está trabajando en pos de otro reino.

Contempla estos registros. Exponen cómo usar y disponer de estas armas y equipo. Si no hubiera un reino enaltecido y eterno, dicho registro de instrucciones categóricas o tal ficha de identificación con información clara carecerían de sentido. Ese funcionario respetado, el noble comandante o aquel jefe honrado serían tan inferiores como cualquier otra persona, porque pasarían a ser la persona más desdichada, desafortunada, rebajada, afligida, pobre y débil. Aplica el mismo principio para todo. Todo lo que ves atestigua otro mundo eterno.

Este mundo temporal es como un campo, un emplazamiento de adiestramiento, un mercado que será reemplazado por un tribunal supremo y la máxima felicidad. Si tú niegas esto, debes negar las fichas de identificación, los pertrechos y las órdenes de todos los funcionarios, así como las leyes del país, su gobierno, y todo lo que el gobierno lleva a cabo. Si realizas el acto de negación, ¿cómo puedes ser considerado un verdadero ser humano o incluso un ser consciente?

La prueba de este traspaso de creación de un reino a otro no se halla restringida a estas Doce Imágenes. Otros incontables indicios y pruebas demuestran que este reino efímero, cambiante, será trasladado a un reino permanente, inmutable. Las innumerables señales y evidencias muestran que dejaremos este hospicio temporal y que seremos enviados a la sede del gobierno eterno de toda la creación. Abordaré una prueba que es más contundente que todas las Doce Imágenes juntas.

En medio de la gran asamblea, el mismo noble comandante que vimos con anterioridad está dan-do un aviso. Vayamos y escuchémosle. Él porta un decreto imperial, expuesto en lo alto para que todos lo lean, en el que dice: «Prepárense. Marcharán a otro reino indeleble, un reino que hará que este parezca un calabozo. Partirán hacia la sede del gobierno de nuestro rey, y recibirán su compasión y generosidad, en caso de obedecer este decreto y acatarlo. Si se rebelan y lo desobedecen, serán arrojados a calabozos abrumadores»

Tal es el mensaje que él porta consigo. Este decreto acarrea un sello milagroso que no puede ser imitado. Sólo la gente obstinada y rebelde como tú no entiende que esto proviene del rey. Además, el noble comandante trae consigo resplandecientes condecoraciones sin par a través de las cuales todos, excepto la gente ciega, comprenden que él es el verdadero portador de las órdenes del rey. ¿Cómo puede ser puesto en duda el noble comandante, si hacer esto supondría negar todo lo que hemos visto? De modo que, amigo mío, ¿qué tienes que decir por tu parte?

Mi amigo contestó: «¿Qué puedo decir? ¿Qué puede contradecir todo esto? ¿Quién puede hablar en contra del sol de mediodía? Sólo puedo decir: “Las alabanzas sean a Dios”, agradeciéndole por salvarme de mi capricho en vano y de mi imaginación, así como por informarme acerca de una prisión eterna. Yo creo que existe una morada de felicidad en cierta proporción grado de cercanía al rey, quien se halla separado de este hospicio confuso y efímero».

Nuestra parábola que nos indica la verdad sobre la Resurrección y el Más Allá concluye aquí. Ahora, con la gracia de Dios, pasaremos a la verdad más ensalzada. Expondremos doce verdades interrelacionadas, correspondientes a las Doce Imágenes tratadas anteriormente. Por medio de varios indicios, también nos referiremos aquí a varios asuntos también explicados en otras obras.[5]

[1] Cuando se le ordena a un ejército que «tomen sus armas y calen sus bayonetas», de acuerdo con los códigos de guerra mientras se hallan en el transcurso de una maniobra, éste se asemeja a un bosque de robles. Cuando a una guarnición de soldados se le ordena vestir, en un día festivo, sus uniformes y medallas para un desfile, el ejército se asemeja a un jardín lleno de flores de todo tipo de colores. Del mismo modo lo es con todas las especies de la Tierra de insensibles plantas y árboles, que como los animales, los genios y la humanidad, son únicamente uno de los infinitos y diversos ejércitos del Eterno Rey, quienes reciben la orden «¡Sé! y es» en la batalla por conservar la vida así como el mandato «¡Tomen sus armas y equipos para defenderse y proteger sus vidas!». En ese momento, todas esas plantas y árboles calan sus bayonetas, en forma de plantas y árboles con espinas, y se asemejan a un espléndido ejército permaneciendo de pie en un desfile o en el campo de batalla.

Cada día y semana de primavera es como un día festivo para todas y cada una de las especies vegetales. Cada especie se presenta a sí misma ante la observación y el atestiguamiento del Rey Eterno, con sus ornamentadas decoraciones que Él ha conferido sobre ellas, como en un desfile para exhibir los preciosos regalos que Él les ha otorgado. Es como si estuvieran obedeciendo Su orden de «empleen los adornos elaborados por el Artista Divino y pónganse las decoraciones (las flores y los frutos) dispuestas por Su Creatividad». En tales momentos, la faz de la Tierra representa la guarnición de un magnífico desfile en un espléndido día festivo, un día brillante por los uniformes de los soldados y las condecoraciones relucientes. Tal equipamiento diligente, además de unas condecoraciones excelentemente dispuestas, demuestran a todos aquellos que no están ciegos que tan sólo acontecen únicamente con motivo de la orden de un rey con infinito poder e ilimitada sabiduría.

[2] Algunas de esas verdades se hallan presentes en la Séptima Verdad: El fotógrafo, devoto al servicio del rey señala la Suprema Tabla Preservada. La realidad y existencia de esta Tabla se halla acreditada en La «Vigésimo Sexta Palabra» tal y como sigue: una pequeña cartera sugiere la existencia de un gran libro; un documento pequeño señala la existencia de un gran registro y pequeñas gotas indican la existencia de un gran tanque de agua. De esta manera, nuestras facultades de retención, las frutas de unos árboles, las semillas y cáscaras de unas frutas son como un pequeño portapliegos en miniatura que guarda las tablas, o una gota que procede de una pluma que escribe la Suma Tabla Preservada. Todas ellas señalan, indican y prueban la existencia de una Memoria Suprema, un Sumo Regis trador, un ensalzado Vigilante de las Tablas. [En la nota anterior de Said Nursi se hace referencia a la «Suprema Tabla Preservada», al-Lauh al-Mahfuz, que es la Tabla Preservada en lo Invisible, llamada también Umm Al-Kitab —la Madre del Libro, o asu vez el Origen del Libro—, el lugar donde está escrito todo lo que sucederá; el depósito del Destino. (Nota de los editores)]

[3] Consulta la Octava Verdad. Por ejemplo, empleamos Administradores de oficina y líderes de grupo para referirnos a los Profetas y los santos, y la expresión llamar por teléfono para denotar un vínculo y relación con Dios que va más allá que el corazón y que es un espejo de la Revelación y receptáculo de la inspiración. El corazón es como el auricular del teléfono.

[4] Estos aspectos son explicados en la Novena Verdad. El equinoccio representa el comienzo de la primavera, mientras que los campos verdes llenos de flores representan la Tierra en primavera. Las cambiantes escenas hacen referencia a las criaturas, los seres, y las cosas durante el tiempo de primavera así como, las provisiones entregadas a la humanidad y a los animales. Estas son traídas desde ese momento en una sucesión ordenada, desde el inicio de la primavera hasta el final del verano, por un Poderoso Hacedor Majestuoso, un Creador Omnisapiente, Misericordioso, Quien las renueva con suma compasión y las consigna continuamente, una después de la otra.

[5] En la Decimonovena, Vigésimo segunda y Vigésimo sexta «Palabras».

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