sábado, 19 de junio de 2010

LA LUCHA SAGRADA (AL-YIHAD)


CUESTIONES SOBRE LA DEFENSA

Si los enemigos atacan las fronteras de los países islámicos, (o a estas mismas naciones islámicas) es obligación de todos los musulmanes defenderse con todos los medios posibles, incluyendo sus vidas y sus bienes, y no es necesario el permiso del muytahid en este caso.

Si los musulmanes temen que ciertos agentes (extranjeros) planeen colonizar sus países, sea directamente o por medio de sus personeros internos o externos, es obligación que defiendan a sus países con todos los medios posibles.

Si los agentes (del imperialismo, de países incrédulos enemigos, etc.) han planeado colonizar un país islámico desde adentro (ejemplo: destruyendo su ideología y religión), es obligación de todo musulmán desbaratar sus planes de cualquier forma e impedir la in fluencia de estos (en sus países).

Si se teme que a través del desarrollo económico o comer cial los agentes (enemigos) influyan (en el gobierno, el pueblo musulmán, etc.) y sea posible que se apoderen de los países islámicos, es obligación de todos los musulmanes defenderse de cualquier forma posible y cortar las manos (es decir: desbaratar sus planes, impedirles su expansión económica, etc.) de los agentes internos y externos.

Si a causa de las relaciones políticas entre los gobiernos islámicos y los gobiernos agentes (del imperialismo) surge el temor de que dichos agentes se apoderen de los países islámicos, política o económicamente, es necesario que todos los musulmanes muestren su desacuerdo y obliguen a los gobiernos islámicos a romper dichas relaciones.

Si como resultado del comercio con dichos (países, gobiernos, etc.) agentes (del imperialismo y la opresión) existe el temor de que se perjudique el mercado (o comercio) de los musulmanes, o sea causa de que éstos sean presionados, es obligación cortar estas re laciones económicas y es ilícito comerciar con ellos.

Si el establecimiento de relaciones políticas o económicas entre un país islámico y un agente es contrario a los intereses de los musulmanes (de ese u otro país), esta relación no está permitida. Si un gobierno establece estas relaciones es obligación para otros gobiernos islámicos obligarlo a romperla de cualquier forma posible.


CONDICIONES PARA LA LUCHA

Murteza Mutahhari

La segunda cuestión se refiere a las circunstancias en las cuales el Islam dice que debemos combatir. Los primeros versículos del Sagrado Corán que se revelaron acerca del yihad son, según la opinión de todos los comentadores coránicos, los de la sura Al-Hayy:

“Dios defenderá a los creyentes. Pues Dios no ama a ningún traidor contumaz, impío desagradecido. Se les da permiso (para luchar) a quienes son atacados porque han sido tratados injustamente. Dios es por cierto Poderoso para auxiliarles. (Les da permiso para luchar) a quienes han sido expulsados de sus hogares injustamente, sólo por haber afirmado: ‘Nuestro Señor es Dios (Unico)’. Si Dios no hubiera rechazado a unos hombres valiéndose de otros, habrían sido demolidas ermitas, iglesias, sinagogas y mezquitas, donde se recuerda a menudo el Nombre de Dios. Dios auxiliará por cierto a quienes Le auxilien. Sin duda Dios es Fortísimo, Poderosísimo. Los que, silos establecemos firmemente en la tierra, elevan la oración, pagan el zakat y encomiendan el bien y vedan el mal. Y a Dios pertenece el resultado de todos los asuntos” (22:38-41).

Son indudablemente versículos maravillosos y los primeros en ser revelados sobre el tema del yihad y sus disposiciones.

Antes de examinar los versículos anteriores, debemos primero dirigir nuestra atención a otro asunto. Como sabemos, la primera revelación que recibió el Profeta (BPD) se manifestó en La Meca, cuando éste tenía cuarenta años de edad. Después de ello el Profeta (BPD) continuó viviendo trece años en dicha ciudad, lapso de tiempo durante el cual tanto él mismo como sus compañeros fueron terriblemente perseguidos y torturados por los paganos de la tribu de Quraish que gobernaban la ciudad. Tanto fue así que un grupo de los seguidores del Profeta (BPD) le solicitó a éste permiso para emigrar. Dejaron La Meca y fueron a Etiopía’. Repetidamente los musulmanes pedían al Profeta (BPD) permiso para defenderse, pero durante todo ese lapso de trece años en que él permaneció en La Meca no se los permitió—para lo cual había una buena razón—; hasta que finalmente su sagrada misión se afirmó y el Islam se difundió, entre otros lugares en la ciudad de Medina. Allí un pequeño grupo de medinenses se había volcado al Islam; viajaron a La Meca y juraron fidelidad y obediencia al Profeta (BPD), sellando con él un pacto que establecía que si éste viajaba a Medina ellos lo apoyarían plenamente. Así el Santo Profeta (BPD) emigró a Medina y los musulmanes lo siguieron. Allí en Medina, y por primera vez, una base musulmana independiente vio la luz. Durante el primer año se negó todavía la autorización para la defensa. Fue durante el segundo año de la emigración que los primeros versículos sobre el yihad, aquellos que acabamos de citar, fueron revelados. El tono de los versículos se resume en su inicio: “Dios defenderá a los creyentes (contra los impíos), pues Dios no ama a ningún traidor contumaz, impío desagradecido...” (22:38). Esto indica que los politeístas habían traicionado a los musulmanes, los habían perseguido y excedido contra ellos, rechazando las bendiciones que Dios les había concedido. Luego declara: “Se les da permiso (para luchar) a quienes son atacados porque han sido tratados injustamente” (22:39). 0 sea que se da permiso para luchar a aquellos que han sido atacados y tratados injustamente. Esto significa: “¡Musulmanes! Ahora que los impíos idólatras han venido a atacaros, combatidlos”. En realidad, ésta es una situación de defensa propia. ¿Por qué se ha dado esta autorización? Porque los oprimidos deben defenderse. Luego sigue una promesa de auxilio: “Dios es por cierto Poderoso para auxiliarles. (Les da permiso para luchar) a quienes han sido expulsados de sus hogares injustamente, sólo por haber afirmado: ‘Nuestro Señor es Dios (Único)’” (22:39-40).

A aquellos que han sido echados injustamente de sus hogares y comarcas por ninguna ofensa más que decir: “Nuestro Señor, nuestro Protector, Cuidador y Mantenedor es Dios”; a ellos’ Dios les da permiso para el yihad. Su “ofensa” fue que afirmaron: rabbuna-l-láh (Nuestro Señor es Dios). A tales personas les da Dios autorización para luchar.

Nótese en qué medida el versículo adopta un tono de defensa. Luego establece todo el argumento que justifica la lucha. El Sagrado Corán sorprende y maravilla por la forma en que descubre las realidades, en que hace notar todos sus detalles. Porque aquí vemos un versículo definido que aparece como sí el Corán estuviera confrontando todos los cuestionamientos y problemas planteados hoy por los cristianos, quienes dicen, más o menos, lo siguiente: “¡Corán! Tú que pretendes ser un Libro divino, un libro religioso, ¿cómo puedes dar permiso para la guerra? La guerra es algo malo. ¡Dí siem pre ‘paz’! ¡Dí ‘pureza’! ¡Dí ‘veneración’!”.

Pero el Sagrado Corán responde: No. Si el otro bando nos agrede y no nos defendiéramos, no quedaría piedra sobre piedra. Todos los lugares de adoración serían destruidos. “Si Dios no hubiera rechazado a unos hombres valiéndose de otros, habrían sido demolidas ermitas, iglesias, sinagogas y mezquitas, donde se recuerda a menudo el Nombre de Dios” (22:40). Si Dios no contrarrestara la agresión de algunos grupos por medio de otros, todos los lugares de adoración de las diferentes sectas y religiones serían destruidos. Las iglesias cristianas, las sinagogas judías, los monasterios, las mezquitas en que se prosternan los musulmanes, dejarían todas de existir. Es decir, algunos cometerían tales agresiones que nadie tendría ya libertad para adorar a Dios.

El Sagrado Corán hace luego una promesa de auxilio: “Dios auxiliará por cierto a quienes Le auxilien. Sin duda Dios es Fortísimo, Poderosísimo” (22:40). Quienquiera que auxilie y secunde a Dios, lo que significa hacer por la Verdad y la justicia, tal será auxiliado y secundado por Dios; y El es Poderosísimo y siempre Victorioso.

Nótese ahora como describe Dios (en los versículos siguientes) a aquellos a quienes auxilia. Dios socorre a la gente que se defiende a sí misma, quienes cuando establecen un gobierno lo conforman según ciertas pautas.

“Los que, si los establecemos firmemente en la tierra...” (22:41), es decir: la gente que, cuando Dios les da un lugar en que habitar y les designa un gobierno, otorgándoles poder y autoridad, construyen un estado basado en estas pautas. ¿Qué pautas?

“...elevan la oración...”, instituyen la adoración a Dios Unico.

“...pagan el zakat...”, pagan el impuesto purificatorio’. La oración es el justo vínculo espiritual entre el hombre y Dios, y el zakat es el nexo justo de cooperación entre los individuos. Es la gente que adora a Dios con sinceri dad y se ayuda mutuamente;

“...encomiendan el bien y vedan el mal...”, quienes se consideran obligados a promover el bien y combatir el mal.

“Y a Dios pertenece el resultado (final) de todos los asuntos” (22:41). El resultado de todos los temas y materias está en las “Manos” de Dios.

Lo que hemos aprendido hasta aquí es que el Sagrado Corán ha definido fundamentalmente el yihad no como una guerra de agresión, para lograr preeminencia o dominio, sino de resistencia contra la agresión.

Desde luego, las formas de agresión a ser resistidas no son siempre del tipo de un pueblo que invade el territorio de otro. Una forma de agresión sería también que entre una gente, en su propio territorio, se someta a la tortura, la vejación y la tiranía a una facción de ellos mismos, un sector de la población que es débil e impotente, precisamente aquellos a los que el Corán llama mustad‘afin (débiles oprimidos y desposeídos). En una situación tal los musulmanes no pueden permanecer indiferentes sin inmiscuirse. Tienen en cambio un mandato que los obliga a liberar a esa gente oprimida.

O quizás dentro de un mismo pueblo exista un grupo opresor que establece tal estado de tiranía que la difusión de la verdad, el amor y la justicia se ven impedidos de florecer. Se ha creado entonces un escollo, un obstáculo que debe ser eliminado.

Todas éstas son formas de agresión. Los musulmanes deben liberar a la humanidad de las cadenas de la esclavitud, tanto las del pensamiento como las otras. En todas estas condiciones el yihad es una necesidad urgente, y tal yihad es también defensivo y se establece como resistencia contra el zulm, contra la injusticia y la opresión; contra las transgresiones.

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